El mito de los opioides.
El uso de opioides en la enfermedad crónica y en procesos finales de vida, se ha considerado desde hace muchos años un tema tabú, muchas personas en el ámbito sanitario y en el no sanitario, tienen recelo en el uso de estos fármacos, que en muchas ocasiones pueden beneficiar el mejor control sintomático y de bienestar en diversas etapas de la vida.
La escala analgésica de la OMS, habla de tres escalones fundamentales farmacológicos. No incluimos el cuarto escalón relacionado a las diversas intervenciones anestésicas y/o tratamientos asociados como radioterapia, vertebroplastia, etc.
El primer escalón, son los fármacos básicos que a menudo se usan para el control del dolor habitual, paracetamol, aspirina, metamizol y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno, diclofenaco etc. Estos combinados con otros fármacos conocidos como co-analgésicos, que son fármacos cuya indicación principal es diferente de la analgesia, pero que administrados junto con los analgésicos, en determinadas circunstancias mejoran la acción de los analgésicos y contribuyen al mejor manejo del dolor en el paciente.
En el segundo escalón, se encuentran el tramadol, la codeína y la dihidrocodeina, estos fármacos conocidos como opioides menores, solos o en combinación con los co-analgésicos podrán generar un mejor control del dolor. Hemos de saber por otro lado, que, a partir de este escalón, la gran mayoría de pacientes pueden presentar un cuadro de estreñimiento como efecto secundario.
Llegando al tercer escalón están los más conocidos como opioides mayores. Su uso como se mencionó anteriormente ha sido y sigue siendo controversial. Entre los diferentes mitos tenemos:
- Los opioides causan depresión respiratoria
- En pacientes con dolor crónico esta complicación es imperceptible o inexistente. El mejor antídoto es el propio dolor.
- Los opioides por vía oral no son eficaces
- La disponibilidad del fármaco es variable à en el caso de la morfina varía alrededor del 30% y requieren una titulación de forma individual.
- Debido a su absorción hace falta más dosis que por vía parenteral.
- Los opioides producen euforia
- Lo que producen, es sensación de bienestar.
- Las experiencias y los estudios realizados con drogodependientes de sustancias opioides no son comparables con las de aquellos que consumen opioides para controlar su dolor.
- Los opioides produce adicción
- En el tratamiento del dolor es poco prevalente.
- En ocasiones se elevan las dosis de opioides debido a:
- Crecimiento del propio tumor.
- A un descenso del umbral del dolor, modificado por diversos factores: cansancio, falta de descanso, rabia, angustia, aburrimiento, etc.
- Los opioides son sólo para enfermos terminales
- Los opioides como analgésicos potentes se debe utilizar para mejorar la Intensidad del dolor, moderado- severo y cuando la naturaleza del mismo dolor lo requiera.
- Los opioides hay que dejarlos para el final de la vida.
- La potencia de un analgésico vendrá determinada por la intensidad del dolor y no por la supervivencia estimada del paciente.
- Los efectos secundarios suelen aparecer en los primeros días de tratamiento y después desaparecen (por la aparición de tolerancia) a excepción del estreñimiento.Los opioides producen sedación y estupor.
Al día de hoy gracias al avance de la ciencia, contamos con una variedad de opioides, que pueden usarse tanto a nivel hospitalario como a nivel ambulatorio en el domicilio. No sólo existe la morfina, también tenemos entre otros, el tapentadol, la buprenorfina, el fentanilo, la oxicodona, la hidromorfona, la metadona etc, en sus diversas presentaciones y vías de administración, cada uno de ellos asociado a otros co-analgésicos, pueden generar un buen manejo del dolor al final de la vida, además algunos de ellos son usados para el control de la disnea (ahogo) y otros síntomas relacionados.
La opiofobia es la responsable del mal tratamiento del dolor crónico y muchas veces genera que, en procesos finales de vida, no se pueda hallar el bienestar adecuado para los pacientes y sus familias.